9 de noviembre de 2012

Submarino, la película


Difícil lo teníamos en España para llegar a ver Submarine, la película que nos ocupa hoy. No es, a simple vista, un estreno que vaya a despertar pasiones o la curiosidad de cualquier espectador. Con todo, os aseguro que ésta es una pequeña joya a descubrir, pues está llena de pequeños detalles y sorpresas que la hacen interesante.
De entrada, se trata de una producción británica. Ya sabemos lo que esto quiere decir: nivel técnico notable, interpretaciones cuidadísimas, acentos maravillosos... Además, una película que nos llega tarde, pues data de 2010, y a en pocas salas, menos aún en versión original.
¿Quién hay detrás de Submarine? Éste es el debut en el largometraje ni más ni menos que de Richard Ayoade, a quien estamos acostumbrados a ver delante de las cámaras en la disparatada The IT Crowd como el excéntrico Moss. Así, ver cómo se desenvuelve el actor en la dirección puede suponer un aliciente más, sobre todo si tenemos en cuenta que solventa ciertos dilemas de puesta en escena con riesgo e imaginación.
Hay que verla por el reparto. Como decía, los actores son excepcionales, y en este caso concreto se produce uno de esos encuentros entre rostros nuevos y veteranos. Los nuevos son Craig Roberts, protagonista absoluto del film, también narrador y responsable de cuanto acontece, y Yasmin Paige, a quien teníamos fichada en The Sarah Jane Adventures, el estimable spin off infantil de Doctor Who. Por otro lado, los actores con solera son, entre otros, Noah Taylor (Charlie y la fábrica de chocolate, Casi famosos, Vanilla Sky), Paddy Considine (En América, El ultimátum de Bourne) o Sally Hawkins (Happy: un cuento sobre la felicidad, Never Let Me Go). Todos sacan partido de sus personajes, en especial los jóvenes intérpretes, a quienes deberíamos tener en cuenta en el futuro.
Submarine se trata de la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Joe Dunthorne, popular en Reino Unido como una de las revelaciones literarias de esta década, y es que a menudo se la compara con El guardián entre el centeno. Ésta es la historia de Oliver Tate, un adolescente de Swansea preocupado por la relación entre sus padres y la aparente crisis y por perder la virginidad antes de que acabe el año con su novia, la sugerente Jordana. Con un tono que va de la comedia del patetismo al drama con elegancia y respeto por sus personajes, poco a poco la historia va cayendo en el absurdo y, por tanto, alejándose del tono fresco del comienzo. Con todo, es bonita: hay amor, humor, drama, introspección... En definitiva, una película indie que deja buen sabor de boca y poso en el espectador.
A esto hay que añadir, como decía, la dirección fresca, visualmente atractiva de Ayoade, y la música de Alex Turner, uno de los componentes de Arctic Monkeys, capaz de recoger el espíritu de la película, la melancolía terrible de su protagonista y el romanticismo adolescente en una BSO preciosa.
En resumen, una historia íntima y bonita donde el amor es el músculo que mueve el mundo, en la que no hacen falta grandes artificios de ningún tipo; una película que no es perfecta en absoluto, pero se merece la oportunidad vetada por su origen humilde. Recomendable, y aún más la novela.

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